El Camí de Lluc en la historia

Camino de Lluc en la historia
Si hay un lugar que ha sido sagrado para los pueblos que han habitado Mallorca, este ha sido el bosque de Lluc, en el corazón de la Sierra de Tramuntana. De manera intuitiva todos los pueblos han reconocido que Lluc es un lugar de poder donde la Madre Tierra manifiesta su fuerza y se da la mano con la energía cósmica del Padre Cielo.
Mallorca es una isla, su cultura es el mestizaje y cada una de las civilizaciones que han pasado por ella han dejado un poso. Para la cultura talaiótica, la espiritualidad se manifestaba en el culto a los muertos, la Cometa dels Morts de Lluc fue un lugar de enterramiento que los mallorquines prehistóricos dedicaron al misterio del viaje a la otra vida.
Para los romanos que habitaron la isla fue un Lucus, un bosque sagrado dedicado a la diosa Diana. La fuerza natural señalaba a Lluc como un lugar idóneo para celebrar la fertilidad de la tierra.
Durante la cristianización, los Templarios, monjes - caballeros que tenían bajo su dominio el bosque de Lluc, iniciaron el culto a la Virgen de Lluc, una virgen negra, telúrica, muy arraigada en la tierra.
Desde entonces las peregrinaciones a Lluc han sido habituales entre los habitantes de Mallorca y continúan en la actualidad, porque esta energía que conecta con una realidad profunda sigue presente. Sin embargo, las personas de nuestro tiempo necesitan un lenguaje nuevo, adaptado a los tiempos, para nombrar y relacionarse. ¿Qué atributos tiene en nuestros días?
Nuestra época se caracteriza por la necesidad de reconocer el valor espiritual de la naturaleza. Y, precisamente, una peregrinación como Camí de Lluc es una invitación a sentir el milagro de la existencia en cada paso y en cada piedra, en cada vuelo de las aves y en cada giro del viento, en cada juego de la luz y en cada brote de vegetación.
Recuperar este sentimiento de reverencia hacia la naturaleza puede contribuir al renacimiento ecológico y espiritual que necesitamos. Y es una vía para hacer las paces con nosotros mismos, con la gente que nos rodea y con el planeta que nos acoge y del que formamos parte.